Polen en el viento

Cómo decírtelo sin que te duela
Cómo decírmelo sin que me desaliente

Que por encima del horario,
de las sonrisas regaladas, del tiempo
aparcelado, del criterio,
de las calzadas razones y pensamientos de lana,
de toda esa historia amontonada
que quizás me pertenece.

Por encima de todo aquello que me incluye
y que no soy se alza ese algo
que lo vence y lo derrumba
con sólo el silencio y la quietud donde se mece

Algo como un andar de gato que soñara
estrellas entre lápidas y pedestales.
Algo que puede venir desde la luna
sobre los pájaros azules de la noche
para anidar y entibiarse en tu mirada
y recobrarte al latido furioso de lo abierto
y que después, inevitablemente, huye,
se derrama y es puñado de polen en el viento
o noche que en el alba de tu mano se diluye
para ser de nuevo nube, olor, rubor de cielo


Y todo lo demás
mi nombre, mi palabra descalza,
mi andar despacio, mis rincones,
mi desordenado equipaje de ilusiones,
mi desván entero de noches y de playas,
todo esto que me abriga y me defiende
es tan sólo la vela desplegada
a su imprevisible alma de viento
la arteria donde aguardo su pálpito caliente.


Así es y así lo quiero
libre, indomable, torrente en un instante
y después lago
pero siempre aroma, humo
que se pierde en un requiebro del aire,
inasible y vago,
esencia inquebrantable, gesto fiero
burlando las cadenas y los cauces.


Y es difícil, lo sé
y es duro renunciar al timón,
abandonar las desgastadas sendas,
romper los heredados estandartes,
arrancar de las entrañas los esquemas
y extirpar del corazón los ídolos
que tantos siglos cincelaron en la sangre.

Es difícil, lo sé, pero no quieras
ser puente de orillas tan remotas,
no quieras borrarlo con tus lágrimas.
Guarda tu pañuelo roto, ignora
lo que aún me queda de nostalgia,
quédate en tu nada que yo en la mía
seguiré esperándome en las horas.


Y quizá de nuevo nos reúna el azar
en el recodo casual de alguna tarde
y nos preste la magia sedosa de un instante
y sobren las palabras
y sea posible amar.